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miércoles, 27 de enero de 2016

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martes, 19 de enero de 2016

DESDE BUENOS AIRES ARGENTINA: Iluminando los pabellones con las Palabras


Iluminando los pabellones con las Palabras

Por Viviana Ethel Ramovechi


En otros tiempos las cárceles del país vivieron situaciones muy tensas, en la mayoría de ellas su población se amotino y tomo rehenes del cuerpo penitenciario, en reclamo de diversas consideraciones, sobresalía la petición de apresuramiento judicial para los encausados y sobrepasaban el número previsible. El alimento, la salud y la justicia, son reclamos urgentes, y agotadas las vías pacificas de reclamo, solo los tontos o los masoquistas mantienen la paciencia que el propio Cristo perdió en situaciones tan extremas de incomprensión y necedad. Se suele llamar intolerante al que reclama airadamente sus derechos. Al interiorizarnos en investigaciones, notamos que en muchos aspectos dentro de la cárcel se viven exactamente los mismos problemas que existen fuera de ellas, es como un reflejo de la sociedad. Hay drogas, homosexualidad, ganga, marginación, ricos y pobres. Tal como en la calle. A diferencia del preso condenado que aprende un oficio, toma contacto con sociólogos, psicólogos y otros especialistas penitenciarios, los procesados, sin una atención similar obligadamente practican el ocio, debido a lo incierto de sus condenas que los mortifican injustamente, mas cuando son conscientes de su inocencia o del exagerado de la acusación, como ocurre en varios casos. Asi la cárcel termina convirtiéndose en una “fabrica de locos”.



Con la propuesta del Taller “La voz del silencio” deseamos acoplar una actividad al interno, para poder así, redactar de cierta manera, su diario vivir, pero en palabras escritas, una poesía, que sale del alma, del corazón, donde quede escrito el pasar de sus días en expresiones comunes pero profundas. Las situaciones sufrientes, los estados de ánimo, las penurias de la vida, los rostros la intemperie, y noches en oscuridad, difícil de que alguien pueda discernir el acontecimiento. Como un código, ellos tratan de callar los dolores internos, día tras día, ocupan su mente los pensamientos condenatorios, y equívocos, donde rencores suman, el rostro apagado fuera de toda común alegría. 





Recuerdo a un interno que enviaba dibujos de animación para los chicos en la calle, pintados de colores y cielos celestes. Con pelota en mano, o con una caña de pescar en las orilla de un rio finito. Además de darme doblada la hoja en partes, como dicen cartas “tumberas” me aclaraba cuales eran para niñas, o niños… para nosotros el tiempo nos resulta escaso, para ellos interminable en la espera de la libertad.


Un Poema, llego a mis manos en una visita al Patio 1° de Lisandro Olmos…
Tú visita… Te vi venir de lejos,
Te vi venir apresurada,
Cuando mis ojos atravesaban las rejas de la ventana,
Entre tantas ventanas enrejadas,
Con el bolso, y sin saber en que momentos alzarías la mirada Creí que el mundo estaba a tus pies,
Juan 4° piso Pabellón 8
Y el mío en un hueco infinito…


CRISTO TE AMA

BURBUJAS DE BENDICIONES

GRACIAS POR TU VISITA