La ruina de una naciónDeuteronomio 18:9-1
José Gil.
Hace años, cuando estudiaba en la facultad de Ingeniería en Maracaibo, leía un grafiti en la pared en la entrada principal “El ateísmo comunista y el capitalismo materialista solo conducen a la ruina, pues donde no se reconocen los derechos de Dios se pisotean los derechos de los hombres”. En estos días he venido reflexionando sobre la velocidad con que mi nación parece dirigirse a su ruina, y mientras bandos políticos se culpan de los problemas y se auto proclaman como la “solución” vino a mi mente un pasaje en la palabra de Dios que aclara, sin dejar duda al respecto, el porqué una sociedad llega a su ruina, a su fin.
Existen caminos que llevan a una persona, una familia, una sociedad, a la ruina. Mucho tienen que ver ciertas costumbres, creencias, tradiciones, que se han enraizado en la mente y corazón de las personas. El pasaje en Deuteronomio 18:9-14 trata de este asunto, y nos muestra dos cosas, las consecuencias del mal no tratado a tiempo, y el remedio preventivo seguro.
Prácticas repugnantes: Estando a punto de entrar a la “tierra prometida” Dios advierte al pueblo del desierto sobre las causas por las que aquellas naciones serian echadas de aquella tierra. Imagino a aquella multitud de personas en el desierto, mirando al Jordán y la tierra verde del otro lado. Esperando la orden de entrar, pero antes de esa orden se les advierte “al entrar a la tierra que Dios te da, no aprenderás a hacer según las prácticas repugnantes de esas naciones”. Uno de los efectos más desagradables es el asco, produce una sensación de desagrado en todo nuestro ser ¿Verdad? En mis viajes por carretera vi algunos baños de los que salí realmente asqueado por la falta de higiene, preferí aguantar hasta el próximo baño… o árbol. ¿Cuáles son esas cosas que Dios dice le son “asquerosas”? Una lista la tienen los versos 9-11: sacrificios humanos, adivinación, predecir el futuro, pronosticar cosas ocultas, hechicería, encantamientos, magia, y espiritismo. Eran costumbres de los habitantes de Canaán, y fueron la causa de su ruina. Estas son prácticas comunes en mi nación en el presente. Adivinación, brujería, satanismo son populares en la calle, radio, internet y la TV. Hollywood por su parte hace fortunas por el “rating” de las series y películas de esos géneros que tanto atraen a los espectadores. Estarás pensando que exagero pues no hay sacrificios humanos en el presente, pero la verdad es que miles de bebes son abortados cada día entregados en sacrificio al sistema de valores del mundo. Aquellas prácticas llevaron a Canaán a su final, y debemos advertir que las naciones que las practiquen seguirán su misma suerte. Es el fin de una nación, es la ruina de una nación cuando esas cosas suceden.
Personas repugnantes: el pasaje luego aclara algo impactante para mí: las personas que practican esas cosas, llegan a ser ellas mismas asquerosas ante Dios. Solo pensarlo me produce tristeza y temor. En 18:12 nos dice “es repugnante delante de Dios cualquiera que practica estas cosas”. Los Cananaanitas practicaban esas cosas, las abrazaron como parte de su día a día. Pienso en lo cotidiano adivinos, magos, espiritistas, hablando como guías espirituales. Pienso en cuantas personas presentan a sus bebecitos recién nacidos ante ángeles, vírgenes o demonios, a través de prácticas y tradiciones diabólicas, poniendo bajo maldición a esos hermosos bebecitos. Llegan a constituirse en un pueblo “repugnante” a los ojos de Dios.
Existen caminos que llevan a una persona, una familia, una sociedad, a la ruina. Mucho tienen que ver ciertas costumbres, creencias, tradiciones, que se han enraizado en la mente y corazón de las personas. El pasaje en Deuteronomio 18:9-14 trata de este asunto, y nos muestra dos cosas, las consecuencias del mal no tratado a tiempo, y el remedio preventivo seguro.
Prácticas repugnantes: Estando a punto de entrar a la “tierra prometida” Dios advierte al pueblo del desierto sobre las causas por las que aquellas naciones serian echadas de aquella tierra. Imagino a aquella multitud de personas en el desierto, mirando al Jordán y la tierra verde del otro lado. Esperando la orden de entrar, pero antes de esa orden se les advierte “al entrar a la tierra que Dios te da, no aprenderás a hacer según las prácticas repugnantes de esas naciones”. Uno de los efectos más desagradables es el asco, produce una sensación de desagrado en todo nuestro ser ¿Verdad? En mis viajes por carretera vi algunos baños de los que salí realmente asqueado por la falta de higiene, preferí aguantar hasta el próximo baño… o árbol. ¿Cuáles son esas cosas que Dios dice le son “asquerosas”? Una lista la tienen los versos 9-11: sacrificios humanos, adivinación, predecir el futuro, pronosticar cosas ocultas, hechicería, encantamientos, magia, y espiritismo. Eran costumbres de los habitantes de Canaán, y fueron la causa de su ruina. Estas son prácticas comunes en mi nación en el presente. Adivinación, brujería, satanismo son populares en la calle, radio, internet y la TV. Hollywood por su parte hace fortunas por el “rating” de las series y películas de esos géneros que tanto atraen a los espectadores. Estarás pensando que exagero pues no hay sacrificios humanos en el presente, pero la verdad es que miles de bebes son abortados cada día entregados en sacrificio al sistema de valores del mundo. Aquellas prácticas llevaron a Canaán a su final, y debemos advertir que las naciones que las practiquen seguirán su misma suerte. Es el fin de una nación, es la ruina de una nación cuando esas cosas suceden.
Personas repugnantes: el pasaje luego aclara algo impactante para mí: las personas que practican esas cosas, llegan a ser ellas mismas asquerosas ante Dios. Solo pensarlo me produce tristeza y temor. En 18:12 nos dice “es repugnante delante de Dios cualquiera que practica estas cosas”. Los Cananaanitas practicaban esas cosas, las abrazaron como parte de su día a día. Pienso en lo cotidiano adivinos, magos, espiritistas, hablando como guías espirituales. Pienso en cuantas personas presentan a sus bebecitos recién nacidos ante ángeles, vírgenes o demonios, a través de prácticas y tradiciones diabólicas, poniendo bajo maldición a esos hermosos bebecitos. Llegan a constituirse en un pueblo “repugnante” a los ojos de Dios.
La ruina: En 18:12 termina diciendo “y por estas abominaciones El Eterno Dios echa estas naciones de delante de ti“. La causa de la expulsión de los pueblos que poblaban aquellas praderas fue la consecuencia de haberse involucrado en aquellas prácticas como parte de su sistema de valores. Se pervirtieron hasta el punto de su degradación espiritual y moral. Cuando las naciones se degradan de esa forma, quedan a merced de otros.
Perfección en la obediencia: hay una esperanza, y Dios se la propone en 18:13 a quienes están a punto de entrar a aquel territorio: “Perfecto serás delante de tu Dios”. El contexto resalta la idea de mantenerse obediente a la voz de Dios que propone principios de vida perfecta, que no se involucra en semejantes perversidades, que hace el bien y no el mal. La palabra perfecto no significa infalible, sino más bien la idea de caminar hacia una meta en forma progresiva y consistente. Dios resalta la importancia de obedecerle como la forma segura y confiable contra la ruina de una nación. Una y otra vez encontramos en el libro de Jueces como Dios les decía “si se mantienen fieles y obedientes a mis palabras serán prosperados”. Esta promesa ofrece la única salida para evitar la ruina: Obediencia a la palabra dada por Dios, y Jesús nos da el ejemplo al “hacerse obediente hasta la muerte y muerte de Cruz, por lo que Dios le exaltó hasta lo más alto, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de lo que está arriba en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesús es el Señor”. ¿Deseas evitar la ruina de esta nación? Se obediente a la voz de Dios, se ejemplo, predica la obediencia de Jesús.
Creo que cuando me encuentro frente a una situación en mi vida en la que Dios quiere que avance, también me dice: José, cuando alcances este territorio, esta meta, no la administres con la perversidad del sistema de valores del mundo, se perfecto delante de mí, y yo te prosperaré y no conocerás la ruina. Esta promesa es dada para vivir en libertad, lejos de la ruina a la que conlleva la desobediencia.
Padre, que todo mi ser se mantenga obediente aunque habite en medio de una generación que se deleita en cosas repugnantes. Gracias porque me ves a través de Jesús, ya no con el repugnante aspecto del pecado, sino con el amor perfecto, infinito y santo que has derramado en Jesús para mí.
