Distinguiendo al mensajero de Dios
Judas 1:1-3
José Gil
La abundancia en nuestro tiempo de programas en radio, TV, internet y en vivo donde se habla en nombre de Dios ha sido causa de gran bendición para muchas personas, alcanzadas por la palabra de vida. Sin embargo, también abunda la mentira, la manipulación y hasta la estafa deliberada de algunos autodenominados profetas, apóstoles, pastores y evangelistas. El trigo y la cizaña pueden crecer juntos, pero es importante ser sabios para distinguir el uno del otro. La pregunta que ha venido a mi mente es reiteradas oportunidades es ¿Cómo distinguir al genuino mensajero de Dios, del falso maestro?
En la carta de Judas encontré tres características distintivas de un verdadero mensajero de Dios, aquel cuyos pies son hermosos porque anuncia las buenas nuevas. Deseo compartirte esas cualidades, no son las únicas, pero te ayudaran a distinguir el trigo de la cizaña en este tiempo de confusión.
Su Actitud: el escritor se identifica en primer lugar como “siervo de Jesucristo”. Los estudiosos y eruditos han comprobado que quien escribe es uno de los hermanos menores de Jesús, hijo de María y José. Siendo así, la actitud de humildad de Judas es fruto del Espíritu Santo. Si el escritor estuviera buscando jerarquía o mando habría iniciado la carta escribiendo “hermano de Jesús”. ¿Te imaginas que Judas pudo haber tenido algún parecido físico con Jesús?, pero él no apeló a tales condiciones para beneficiarse. En lugar de eso, su recompensa es ser reconocido como “siervo”. En segundo lugar Judas escribe “y hermano de Jacobo”. Este Jacobo es otro hijo de María y José, quien tuvo un poderoso testimonio por su fe en Cristo. La actitud de Judas señala su vínculo con su hermano para permitir a otros verificar su autoridad, con lo que coloca a Jacobo como superior a sí mismo. Distingue al verdadero del falso maestro la actitud con respecto a ser el centro de atención y aplausos. El mundo moderno está construido sobre la base de la fama, el poder o la fortuna, pero la actitud de quien genuinamente habla en nombre de Dios será humilde, resaltando a Jesús y no a si mismo.
Su Confianza: Judas señala una trilogía de regalos de Dios que se constituyen en su confianza, son tres obsequios extraordinarios que nos nutren, fortalecen, y producen esa confianza tan necesaria para mantenernos de pie frente a los tiempos y tormentas que vivimos. Judas recoge en el pasaje tres elementos que haremos bien en apreciar y alimentar en nuestras almas.
Llamados: escribe “a los llamados”. Hemos sido llamados, Dios nos buscó y llamo un buen día y nos llama cada día a estar más cerca de Él. La palabra iglesia contiene la idea de ser “llamados…” De tantas bendiciones en mi vida destaca saber que Dios pensó en mí y me llamó desde antes que naciera. Cuando sientas que hay algo en tu vida que te impulsa a buscar a Dios, no lo dudes, es Dios quien te está buscando y llamando.
Santificados: somos llamados y además apartados para un estilo de vida preparado por Dios. El verdadero mensajero de Dios hará énfasis en el llamado de Dios para que llevemos vidas santas. Muchas predicaciones modernas parecen ejercicios de relajación emocional para hacer sentir cómodo a quien escucha. Judas nos recuerda que somos santificados en Dios Padre, eso ofrece confianza y compromiso en el llamado.
Guardados: esta palabra incluye la idea de ser preservado, protegido y muy preciado. Judas nos recuerda que estamos asegurados en la poderosa mano de Cristo. La primera vez que entre al cuarto de mi abuela ella ya estaba cercana a partir, y yo tenía más de 40 años. En su baúl me dejó ver una cajita donde tenía sus objetos más preciados, sus cositas personales y algunas fotos. Me pidió que las revisara, y allí estaba…una fotografía de mi niñez, para mi dulce abuela mi rostro era una cosa preciada en aquel grato recuerdo. Mi corazón y mis ojos se llenan de una inusual alegría cada vez que recuerdo esa verdad…soy especial para mi abuela. Quiero que recuerdes que lo que un verdadero mensajero de Dios resaltará para que tengas confianza en la vida será lo que resalta Judas, quien nos está diciendo “eres especial para Dios” Aleluya. “Él es mi roca y mi salvación ¿de quién temeré?”.
Su mensaje: el mensaje que distingue al mensajero es el de la batalla por la fe. Judas exhorta a “luchar ardientemente por la fe”, es una batalla que se inicia en el alma, es una batalla por amor, de modo que no es violenta en cuanto a nuestros semejantes. Ante una sociedad en la cual la fe es puesta en duda, ridiculizada y hasta comercializada, el mensajero genuino entiende que nuestro problema real de fe es la deslealtad a la palabra de Dios. Por ello su predicación y enseñanza estará llena de la palabra de Dios, no de palabrerías o historietas humanas. Hay cada disparate al que se llama fe y que confunde a tantos. Aun así, la batalla no se trata de imponer una religión a otros, ni de utilizar la palabra para señalar las fallas de otros, es una batalla para mostrar con la palabra de Dios a Cristo como el camino. Esa fe implica un cambio en nosotros para ser testimonio de cambiar al mundo. He sabido que buena parte del llamado mundo Disney, para niños, se ha corrompido, y hasta sus caricaturas han sido señaladas como perversas y contentivas de mensajes ocultos. Una idea equivocada de la batalla de la fe es que debemos ir y destruir Disney, claro que no. La palabra de Dios me arma para que Disney no me destruya a mí. Es por eso que la armadura que Pablo describe es una para resistir y no para el asalto, es por eso que Pedro nos dice que debemos “resistir las asechanzas del Diablo”. Vale la pena luchar esa batalla, y solo predicando una fe sustentada en la palabra de Dios podemos permanecer, y ayudar a otros a estar de pie, cuando todo parezca venirse abajo.
Conclusión: ¿Cómo está mi vida? ¿Mi actitud es la de un servidor de Cristo? ¿Mi confianza es la del llamado de Dios a santidad y su poder para guardarme? ¿La fe que predico y vivo se sustenta sobre la palabra Divina?
Padre, te ruego que estas líneas puedan ser un bálsamo y reconfortar las almas cuyos ojos las reciban. Gracias por quienes genuinamente llevan tu mensaje. Danos la sabiduría para distinguir lo que verdaderamente Tú nos dices y lo que deseas para nuestra vida. Amén!
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