Elaine Martins Alabando en el Presidio

domingo, 6 de febrero de 2011

REFLEXIONES PARA EL DÍA A DÍA:


¿A cuál Jesús estas buscando?
Lucas 24: 1-8


        José Gil
He venido observando el incremento de programas televisivos donde se presentan los más diversos predicadores, usualmente acompañados de elaborados programas musicales para presentar a Jesús. Algunos de estos cantantes, músicos y predicadores han llegado a tener una influencia tal que, hasta al visitar algunas congregaciones he llegado a notar que algunos gestos y tonos de voces extranjeras son reproducidos.
Recuerdo a Pablo escribiendo desde prisión “algunos predican a Cristo por envidia y contienda…otros por amor…yo en todo caso me legro de que Cristo sea anunciado”. Filipenses 1:15-18. Meditando en esto vino a mi mente la voz Divina que, tantas veces, me ha dicho: José, habla, escribe, no calles.Entonces una pregunta me fue hecha ¿Cuál es el Jesús que está siendo presentado? ¿Cuál es el Jesús que estamos invitando al mundo a buscar? Cristo mismo nos dio alerta diciendo “miren que no sean engañados porque vendrán muchos en mi nombre diciendo aquí está”.
El pasaje en Lucas 24 nos relata la búsqueda de Jesús por parte de algunas mujeres, y cuanto podemos aprender de ese pasaje para este tiempo donde tantos nos dicen “aquí está Jesús”. Deseo compartirte lo que la palabra de Dios nos muestra sobre estas cosas, que sea bálsamo a tu alma, y protección contra engañadores de oficio que actúan encubiertamente desde que Jesús mismo cumplía su ministerio terrenal.
La búsqueda por el ritual: en Lucas 24:1 leemos que las mujeres que fueron a la sepultura de Jesús llevaban las especies aromáticas, con la intención de cumplir el ritual de limpiar y perfumar el cuerpo de Jesús. El día Sábado no era permitido el recorrido ni el trabajo, así que vinieron el Domingo para cumplir con su tradicional ritual. El historiador, el sociólogo podrían decir que nada malo hay en tal práctica, y coincido en que aquellas mujeres tenían la mejor intención al cumplir su ritual. ¿Sabes dónde está el problema? En que Jesús les había dicho, varias veces, que era necesario que el muriese, y resucitaría. Seguían pensando en su ritual, olvidando la palabra y promesa vida dada por Jesús. Esto asemeja mucho el Jesús que es buscado en templos e iglesias muchas veces. Muchas veces estamos tan concentrados en la liturgia, en los programas, en la música, en el músico, en tantas cosas que, por supuesto tienen su lugar e importancia, pero que se han venido a convertir en la búsqueda de muchos. Para muchos feligreses el culto de alabanza es bueno si cantaron aquella canción que tanto les gusta, o movieron sus cuerpos al ritmo que aquel talentoso músico le puso a las trompetas, piano o percusión. Los rituales y el cumplimiento de ciertas pautas llamadas “orden de culto” muchas veces hacen necesario recordar las palabras del Cristo “mi casa, será llamada casa de oración”. Recuerdo a Adrián Rogers diciendo que “hasta los borrachos se toman de las manos en navidad para cantarle al niñito Jesús en un pesebre”, pero esos rituales tradicionales no representan en modo alguno la genuina búsqueda del genuino Jesús.
La búsqueda de consuelo: la cruel muerte sufrida por Jesús había dejado desconsolados a sus amigos, incluso fue impactante para algunos centuriones y visitantes de Jerusalén.  En Marcos 16:10 se dice que sus amigos estaban “tristes y llorando”, algo muy natural, y el propio Jesús mostró su llanto ante la tumba de Lázaro. Era costumbre que, como parte del luto las mujeres lloraban larga y penosamente a sus amados difuntos, algunas veces con gemidos y palabras que, en cierto modo, procuraban mostrar el amor y descargar la pena. El hecho que Lucas 24 nos diga que las mujeres fueron juntas permite pensar que, de haber llegado a encontrar un cuerpo muerto, el llanto habría sido la forma de buscar consuelo las unas en las otras. Ahora bien, el consuelo es una gran bendición que Dios trae a nuestras almas, y nosotros mismos hemos sido llamados a consolar con la consolación que Cristo nos ha dado (2 Corintios 1:3-4). Sin embargo, podemos darnos cuenta que muchas personas parecen estar asistiendo a templos y cultos como quien asiste a una sesión psicoterapéutica. Para algunos la búsqueda de Jesús fue fructífera según el número de lágrimas o risas que hayan brotado de sus emociones ese día. Me preocupa que muchos buscadores de Jesús se estén limitando a escuchar solo las palabras de ánimo de sus pastores o predicadores, y hasta allí llegan. Recuerdo haber escuchado a Joel Osteen hablando sobre el optimismo para enfrentar las crisis al resaltar que “Goliat tuvo mucho que ver con que David llegara a ser rey”, y animaba a sus feligreses a tener una actitud optimista frente a la adversidad. Amen. Sin embargo, no estaba diciendo que la búsqueda de Jesús se fundamente en una constante gratificación emocional, ni que todos los días nos sentiremos como si acabáramos de derribar a Goliat. Pareciera que la búsqueda de Jesús para algunas personas se convierte en un mero ejercicio de expresión emocional, catarsis la llamaría algún psicólogo, y sin embargo, al poco tiempo la vasija del alma vuelve a sentirse vacía. La auto gratificación emocional parece haber labrado un espacio importante en las almas de muchas personas, y algunos de nuestros templos y predicadores parecen sentirse muy cómodos así, pero al final será como la mujer del pozo de Sicar, volveremos a tener sed mientras solo bebamos de esa agua.
La búsqueda de vida: en Lucas 24:5 los ángeles del cielo afirman el corazón de aquellas amigas del maestro preguntándoles “¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?”. Sin reproche, sin amonestación, sino con una pregunta que buscó y logró reorientar su búsqueda, aquella pregunta fue el inicio de una seria de reacciones que cambiaron la tristeza en alegría, y permitieron recordar que tenían que estar buscando a un Jesús VIVO, no un cadáver para embalsamar ni una tumba donde recostarse a llorar. El Jesús que buscamos es uno que está vivo, que no está colgado en un cuadro ni en una cruz, no está empapado de sudor y sangre, sino radiante, refulgente, victorioso, Rey de Reyes, con poder sobre todos y todo. Este Jesús no está apegado a rituales de hombres, ni es un manipulador de emociones que busque asegurarse una buena ofrenda para cada domingo, sino que es el Jesús que derrotó la muerte misma para darme vida. Aleluya! Mi corazón se goza al saber que debo buscarle como un Dios vivo. Pero hay una cosa más sobre la que debo insistir, y es que en Lucas 24:6-7 los ángeles llaman la atención de las visitantes “acuérdense que El les había hablado…”. ¿Te das cuenta de algo? Ellos están resaltando que la búsqueda de Jesús debe fundamentarse en las palabras de Jesús, conociendo, creyendo, y tomando las decisiones y acciones conforme a esa palabra. La palabra de Dios ha de ser la columna sobre la que reposa mi búsqueda, y entonces hallaré al Jesús resucitado, a quien me da vida juntamente con El, a quien me dijo “yo estoy contigo todos los días, hasta el fin del mundo”. Amen.
Padre, te alabo porque has traído este pensamiento a mi alma para recordar cual ha de ser mi búsqueda. Concédeme la gracia de compartir con las almas que buscas, y que te buscan, estas verdades que puedan ser bálsamo a sus vidas, y lumbrera a su camino. Bendito seas mi Señor, porque vives y reinas. Amen.

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