Elaine Martins Alabando en el Presidio

miércoles, 23 de febrero de 2011

REFLEXIONES PARA EL DÍA A DÍA:


Motivos de oración
Efesios 1:15-19
    José Gil
 Una de las fantasías de los niños es la de encontrar al genio de la lámpara que aparezca y diga “te concederé tres deseos”. ¿Qué tipo de deseo pedirías? Fama, fortuna, poder, seguro forman parte de las prioridades de petición que harían muchas personas. Los cristianos no acudimos a magia ni fantasías, pero necesitamos evaluar las peticiones que hacemos a Dios. Del mismo modo que Jesús preguntó a sus discípulos “¿Y ustedes quien dicen que soy yo?”, para distinguir su apreciación del resto de las personas, me pregunto ¿Cuáles son las peticiones que rebosan mis oraciones al Padre?

He estado reflexionando sobre mis peticiones en oración. Desde niño he tenido el privilegio de asistir a reuniones de oración. Me he dado cuenta que, algunas veces, mi oración era un corto discurso para convencer a Dios de hacer o darme algo. Mis motivos iban desde salud hasta pedir a Dios que cierto equipo gane el partido de futbol o el candidato que yo quería que ganase las elecciones. Era parte de mi miopía espiritual para pedir lo que realmente es importante.

Entonces encontré el pasaje en Efesios 1:15-19 el apóstol comienza diciendo a sus amigos que había escuchado sobre su fe y amor, y “no ceso de dar gracias por ustedes, haciendo mención en mis oraciones, para que Dios…les dé…”. El apóstol entonces les está diciendo que lo que el pide para ellos solo Dios puede darlo, por eso lo incluye en oración. Además, menciona tres motivos prioritarios de oración, que deben convertirse en nuestra lista de peticiones prioritarias. Permíteme compartir contigo los tres motivos de oración, y espero ayude a reorientar o afirmar los nuestros.

 
1.- Espíritu de sabiduría: en 1:17 Pablo menciona su primer motivo de oración: “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les de espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de El”. ¿Qué es sabiduría? No es erudición, no es intelectualismo, no es filosofar. Sabiduría es la capacidad de escuchar la voz de Dios y obedecerla. Sabio es aquel que conoce la voluntad de Dios y vive conforme a ella. Leí que Dostoievski, hombre de extraordinaria pluma, sobrevivió a una traumática experiencia cercana a la muerte (cuyo detalle espero relatarte en otra oportunidad) y luego su vida se dedicó a conocer a Dios. Su hija, Aimé, escribió años después que “todas sus obras están saturadas de este libro, y esto es lo que les da su poder”. Se refería al nuevo testamento que Dostoievski mantenía consigo. Encontró la sabiduría en la palabra de Dios, pasó de una experiencia de muerta a una vida plena. En nuestro tiempo muchos parecen interesados en “sentir a Dios” pero desestiman que la prioridad es “conocerle”. Ese conocer se origina en el mundo espiritual y se evidencia en nuestro andar diario. Entendí algo más en el primer motivo de oración, que esta sabiduría es “en el conocimiento de El”, esto es, un conocimiento de relación personal, conocer y disfrutar un compañerismo genuino con Dios. La sabiduría me guía en el camino para llegar a ser amigo de Dios.

 
2.- Esperanza: en 1:18 menciona el segundo motivo de oración: “iluminados los ojos del corazón, para que sepan cual es la esperanza de su llamamiento, y cual la riqueza de la gloria de su herencia en los santos”. Esperanza es la actitud de esperar las promesas de Dios con entusiasmo. Imagina que una persona de tu más alta estima, quien se encuentra de viaje te envía un correo donde te dice “llegare este fin de semana, te compre algo que te va a encantar”. ¿Cómo le esperarías? Claro, con entusiasmo. Para muchas personas la esperanza de su vida es su pequeño mundo: el trabajo, un buen partido para matrimonio, salud, la cuenta bancaria. La petición del apóstol para sus amigos en Efeso fue que conocieran la esperanza. Muchos cultos de oración parecen un hospital ambulante de enfermedades, mientras Pablo ora para que sus amigos conocieran y disfrutaran la esperanza del llamado. Durante años conversé con mi tío Eli sobre la vida luego de la muerte, e hicimos un compromiso: quien parta primero a la eternidad enviará saludos a los familiares y amigos que nos antecedieron en ese viaje. El 16 de Diciembre de 1999 llamé a mi tío desde un teléfono público en el aeropuerto en Maiquetía, poco antes de tomar un vuelo a Canadá, nos despedimos recordando que, si por alguna causa no podíamos vernos de nuevo, nos veríamos en la gloria, y recordamos lo pactado. Tres días más tarde el corazón de tío, súbitamente, dejó de latir. Imagino su reencuentro con papá, sus demás hermanos, los amigos, y estoy seguro que cumplió con llevar mi saludo a todos en casa. Mi corazón se goza alentado por la esperanza de volverme a reunir con ellos, con mis maestros y amigos que me iniciaron en el camino de la vida en Cristo. Pero sobre todo, mi esperanza es estar frente a frente con Jesús, quien vino a darme vida por su muerte y resurrección. Mi esperanza es que veré a Jesús, y El me resucitará. Cuando mi existencia terrenal termine las cosas serán mejor de lo que ya son, pues las lágrimas serán enjugadas, la justicia perfecta reinara, y no habrá muerte ni dolor.

 
3.- Poder: en 1:19 Pablo menciona el tercer motivo de oración: “y cual la supereminentegrandeza de su poder hacia nosotros los que creemos”. Llegar a conocer el poder de Dios a favor de sus hijos. Dos cosas saltaron ante mis ojos al leer el pasaje: 1) el poder de Jesús para resucitar de entre los muertos, eso sí que es poder. 2) ese poder actúa a favor de quienes creemos. Para muchos el poder de Dios es causa de temor, piensan en ese poder cuando escuchan un trueno o ante la devastación de un terremoto. Es una imagen negativa de Dios. Sin embargo, el apóstol ora para que Dios ilumine nuestra mente y entendamos que ese poder se muestra a nuestro favor. La palabra nos dice en 2 Crónicas 16:9 que “los ojos de Dios contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón recto delante de El”. Recuerdo una historia que me contó el pastor Germán Núñez sobre dos jóvenes quienes vivían a la orilla del rio Arauca en los llanos venezolanos. Una noche se desató un incendio en su rancho, y ante la emergencia las jóvenes levantaron el baúl donde guardaban sus cosas personales y lo llevaron fuera del peligro del incendio. A la mañana siguiente, cuando el incendio había sido controlado por la familia y amigos, las dos jóvenes trataron de traer de regreso el baúl y no pudieron ni levantarlo del piso. Los sentimientos y pensamientos fueron distintos en el momento del incendio y cuando todo parecía controlado. Hay falsas ideas de control en la vida de un creyente que suelen impedir que Dios muestre su poder. Poder, para cambiar, para crecer emocional y espiritualmente, para llevar a otras personas a Jesús. Recuerdas sus palabras cuando dijo “hasta ahora mi Padre trabaja, y yo trabajo”. He venido entendiendo que Dios trabaja…para mí, y entonces mi concepto del poder de Dios ha tomado una dimensión distinta, reconfortante. El poder de Dios está a mi disposición ¿de quién temeré?

Conclusión Estos son los tres motivos de oración que el apóstol Pablo tuvo como prioridad para sus amigos en Efeso. Debo aprender a orar en forma trascendente.

Padre, concédeme que aprenda a vaciarme de mi mismo, de mi yo, para ponerme en tu altar, hazme un instrumento afinado en tus manos, lleno de sabiduría para disfrutar compañerismo contigo, con una riqueza de gozo por la esperanza del llamado, y con poder tuyo. Amén.

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