Dios, el explorador que encontró a David1 Crónicas 16:9, 1 Samuel 17 y Hechos 13:22
José Gil
Hace tiempo visitaba la cárcel nacional en Maracaibo con mis amigos Saúl y Alfonso, voluntarios en un ministerio cristiano penitenciario. Conocí a un joven recluso que trabajaba el cuero, y me dijo que podía hacer un forro para mi biblia. Acepté de inmediato, y él se puso a trabajar. Unos días más tarde estaba lista y, para mi alegría, había tallado en la parte frontal uno de los pasajes que tengo entre mis preferidos: “los ojos del Eterno exploran toda la tierra, para mostrar su poder a favor de quienes tienen corazón recto delante de El” 1 Crónicas 16:9. La idea de mi Padre explorando el planeta buscando personas por medio de las cuales mostrar su poder…me llena de gozo y emoción.
Recientemente leía el libro de Hechos, y encontré que, casi un milenio después de lo escrito en Crónicas, Dios nos deja saber el resultado de su exploración. En 13:22 nos dice “he hallado un hombre conforme a mi corazón, a David, hijo de Isaí…hará todo lo que le pida”. El explorador encontró lo que buscaba, y mi emoción tiene que ver con el recipiente en el que lo encontró, en David. Estoy tan deseoso de compartirte algunos aspectos de la vida del pastor de ovejas que llegó a ser rey, tomaré el pasaje en 1 Samuel 17 para ello, y espero puedas gozarte conmigo en lo que el explorador nos dice acerca de su hallazgo.
Confianza en Dios: el pasaje en 1 Samuel 17 nos dice que Goliat llevaba una armadura cuyo peso superaba los 60 kilos, medía casi 3 metros, y era veterano de batalla. Durante 40 días desafió a los israelitas. Nadie se atrevió. ¿Por qué? Miraban su espada, jabalina, tamaño y armadura. Pero llega el joven David, cuya misión original fue llevar comida a sus hermanos mayores, y al ver la arrogancia del gigante…se decidió a actuar. David hizo algo que nadie en el valle de Ela había hecho. En 17:26, 36, 37, 45, 46 y 47 la boca de David habla la causa de su confianza para enfrentar a Goliat. “Dios viviente”, “Dios me librará”, “Dios de los ejércitos”, “Dios te entregará”, “Dios de batalla”. Mientras los soldados miraban el tamaño del enemigo y sus armas, David confió en el Dios con el que tenía compañerismo cada día mientras cuidaba ovejas. Su pelea no se inspiró en épicas humanas, sino en una confianza plena en Dios. El explorador había encontrado un corazón dispuesto a confiar en El, lo suficiente como para salir a la batalla, lo que me lleva a un segundo componente del carácter de David.
Valor: el pasaje narra que David tomó cinco piedras de rio, y que cuando el gigante comenzó a caminar para encontrarle, el joven “corrió a su encuentro”. Hay dos cosas que me dejan ver el valor de David: 1) El corrió decidido a encontrarse frente a frente con Goliat. 2) Escogió cinco piedras, no una ni dos. He preguntado a algunos cristianos que opinan de la causa por la que David haya tomado cinco. La mayoría ha contestado que fue porque su fe era pequeña y temía fallar el primer tiro. Puede que así sea, pero al tomar cinco piedras, David estaba diciendo “aunque falle al primer intento no huiré, me quedare en la batalla hasta la última piedra en mi bolsa”. Eso es valor, yo aprecio el valor, y mi Padre Celestial también, por eso nos hizo valientes, el miedo es producto del pecado. Ni intimidarse por el tamaño del gigante, ni pensar en huir de la batalla. El explorador había encontrado un corazón valiente, que corrió a enfrentar a quien representaba la esclavitud de su pueblo y la suya propia, y no estaba pensando en huir. Gigante del miedo, del alcoholismo, de la inmoralidad, de la amargura, de la inseguridad…tu vienes a mí con tu tamaño y poder, pero yo te enfrentaré con valor y confianza en el nombre del Dios del cielo…te venceré.
Determinación: cuando la piedra lanzada por David golpeó y se clavó en la frente del gigante, este cayó de frente, y sin perder tiempo el joven pastor le cortó la cabeza usando su propia espada. En su corazón decidió que esa batalla empezaba y terminaba ese día, en ese momento. No iba a darle oportunidad al enemigo que volviera a levantarse, estaba determinado a resolver el asunto de una vez y por todas. Una carencia nuestra en el presente es la de hombres con esa determinación, y me gusta pensar que Dios, el explorador, vio esto en aquel joven cuidador de ovejas, y dijo “he hallado a un hombre conforme a mi corazón”. El desafío de David al gigante terminaba diciendo “todo el mundo sepa que hay Dios en Israel”. Su determinación buscaba engrandecer el nombre de Dios.
Conclusión: A quien venciera a Goliat se la habían prometido tres cosas: “riquezas, casarse con la hija del rey Saúl, y exonerarle de pagar impuestos”. ¿Te das cuenta que es como la gracia? Riqueza en gloria, ser familia de Dios, sin deuda de pecado. El combate con Goliat fue clave para que David llegara luego a ser rey, lo que me recuerda que luego de grandes pruebas y luchas, vienen grandes bendiciones. David muestra cualidades que proceden del corazón mismo de Dios.
Ahora bien, como suele suceder con todos nosotros, David tuvo posteriores tropiezos y caídas que trajeron consecuencias terrenales tristes y dolorosas a su vida, su familia y la nación, pero el amor de Dios le acompañó a lo largo de toda la jornada de su vida. En lo personal me ha bendecido observar el cumplimiento de la promesa Divina en cuanto a mostrar su poder a favor de David. Hoy, Dios…el explorador, nos quiere decir en forma personal “He hallado un hombre conforme a mi corazón”. El contempla buscando las intenciones de un corazón que desea estar cerca del suyo, David lo tenía. Hoy, sus ojos se posan sobre el tuyo, sobre el mío. Alabado sea el Señor, respóndele.
Padre, te alabo, porque tus ojos se posaron sobre David, porque en el valle de Ela tu guiaste su mano y mostraste tu poder para él, y para mí. Concédeme la confianza, el valor, y la determinación de David, para vivir y para enfrentar a los gigantes de este tiempo. En Cristo Jesús, amen.