Varios policías acusados en el juicio por la "masacre de Carandirú", matanza registrada en una cárcel de Sao Paulo en la que 111 presos murieron en 1992, reconocieron hoy haber efectuado disparos dentro del penal, pero justificaron su acción por encontrarse en un ambiente hostil y haber oído tiros previamente.
La quinta jornada del juicio, que en la fase actual juzga a 26 policías acusados de matar a 15 presos el 2 de octubre de 1992, se desarrolló con el interrogatorio del juez y la fiscalía a los reos.
Durante la sesión, cuatro de los acusados accedieron a responder a las preguntas, mientras que el resto se acogió a su derecho de no declarar, precisó el Tribunal de Justicia de Sao Paulo en un comunicado.
El primer acusado en ser interrogado fue el entonces capitán Ronaldo Ribeiro dos Santos, quien aseguró que la orden de entrar en la prisión fue ejecutada por el coronel de la Policía Militar que dirigió la operación, el fallecido Ubiratán Guimaraes.
Además dijo que oyó disparos en el pasillo del segundo piso del pabellón 9, donde tuvo lugar la masacre, y añadió que el uso de armas de fuego por parte de la policía fue "la única alternativa" en esa situación.
"En esas condiciones, la operación fue organizada y necesaria", precisó Santos, citado por la estatal Agencia Brasil.
Posteriormente, fue oído el teniente Aércio Dornellas Santos, quien dijo que los agentes encontraron el pabellón en "penumbra y baja luminosidad" y que se produjeron tiros a los que respondió hasta tomar el control de la zona.
Reconoció haber disparado en tres o cuatro ocasiones, pero no pudo precisar si los disparos causaron víctimas.
También dijo que en su batallón había cuatro efectivos heridos, de los cuales algunos presentaban impacto de bala.
"No había otra alternativa que el uso de armas de fuego. Era un ambiente extremadamente hostil", agregó.
También accedieron a ser interrogados el sargento Marcos Antônio de Medeiros y el soldado Marcos Ricardo Polinato.
Tras los interrogatorios, el juez José Augusto Nardy Marzagão suspendió la sesión, que será reanudada mañana con los alegatos de la defensa y la acusación.
El pasado martes, prestó declaración en el juicio el gobernador del Estado de São Paulo en 1992, Luiz Antonio Fleury Filho, quien dijo al tribunal que la orden de entrada al penal "fue absolutamente necesaria y legítima".
La Justicia procesará a un total de 79 policías por la muerte de los 111 presos en cuatro fases.
El coronel de la Policía Militar que dirigió la operación, Ubiratán Guimaraes, fue condenado en 2001 a 632 años de cárcel, aunque nunca entró en prisión, pues fue absuelto en una apelación en 2006.
Mientras, el entonces director de la cárcel de Carandirú, José Ismael Pedrosa, fue asesinado a tiros en 2005, un delito que las autoridades atribuyeron a la red delictiva Primer Comando de la Capital (PCC), que nació en los presidios de Sao Paulo después de la matanza.
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