Elaine Martins Alabando en el Presidio

miércoles, 20 de octubre de 2010

"Hay que abolir las cárceles"


El penitenciarista Elio Gómez Grillo asegura que la prisión fracasó y
 terminará en este siglo. Con penas no privativas de libertad serán 
castigados los delincuentes, estima el experto. Se podría retomar 
una ley que en 1970 redujo la reincidencia a 3%





"A las cárceles hay que verlas, sentirlas, oírlas, degustarlas, olerlas y tocarlas", dice el penitenciarista Elio Gómez Grillo, quien asegura que no es posible saber cómo funcionan los recintos penitenciarios hasta que no se hace contacto directo con ellos.
Para él, la prisión fracasó: no regenera, sino que fomenta el delito. "La cárcel es la criminalización de la pobreza. Se va a la cárcel más por pobre que por delincuente. El propio Chávez ha afirmado que 99,9% de los privados de libertad son pobres diablos", manifiesta.
–Si la cárcel fracasó, ¿qué debe hacerse entonces? –Algunos expertos recomiendan transformar las prisiones en centros familiares y lograr que, poco a poco, se extiendan las sanciones no prisionales, de no cautiverio. La mejor cárcel es la que no parece cárcel y no huele a cárcel. Debemos pasar de la postura reformista a la reduccionista para, finalmente, conseguir la abolicionista.
–¿En qué consiste la postura reformista? –En la actualidad tenemos una posición reformista que fracasó porque la cantidad de reincidentes es inmensa, porque cada vez las prisiones se parecen más a depósitos de seres humanos y porque el preso sufre tres penas: privación de libertad, aislamiento familiar y pena perpetua. La condición de ex presidiario es inmortal. Lo peor no es estar preso, sino haber estado preso.
–¿Y la reduccionista? –Cuando se entendió que el problema de la cárcel es la masificación, los pensadores propusieron reducir la prisión solamente para quienes cometan delitos muy graves. El resto de los delincuentes serán sometidos a penas no privativas de libertad.
–¿Cuáles son esas penas? –Las medidas extrainstitucionales que pueden aplicarse son muchísimas. Entre ellas están: el trabajo comunitario, la reclusión domiciliaria, la condena condicional y la restricción o privación de derechos. La idea es crear confianza en el sistema frente a la opinión pública y a las autoridades encargadas de resguardar la ley, para que se constituya una alternativa valedera. Precisamente, de esto se trata la teoría abolicionista: las prisiones deben ir desapareciendo progresivamente. Estoy seguro de que en este siglo termina la cárcel.
–¿Por qué está tan seguro de que este método será mejor que el actual? –En 1970 se creó la Ley de Sometimiento a Juicio y Suspensión Condicional de la Pena que establecía que os delincuentes primarios con pena máxima de cinco años no iban a prisión, sino que se les hacía un examen psicológico y pasaban el tiempo que le correspondía de la pena rindiendo informes semanales a un delegado de prueba. Debía tener trabajo fijo, un hogar y una vida familiar honesta. Si no reincidía, se le otorgaba la libertad plena. Con esta ley la reincidencia sólo era de 3%. Hoy en día es de aproximadamente 80%.
VENGANZA, REEDUCACIÓN Y OTRA VEZ VENGANZALas primeras cárceles del mundo eran las de la venganza, pues a los reos se les torturaba y mutilaba, además de que existía la pena de muerte.
No fue sino hasta 1936 que Manuel María Montesino Molina, entonces Comandante interino del Presidio de Valencia, España, creó el sistema progresivo penitenciario.
"Aquí no entran delincuentes. Entran seres humanos", solía decir Montesino Molina para explicar en qué consistía el sistema que comprende tres R: reeducación, rehabilitación y reinserción social.
Lo importante era que, aunque las condiciones de vida de los reclusos eran deplorables, con ellos se lograba mayor producción en el país, pues los obligaban a trabajar.
Actualmente, la Ley de Régimen Penitenciario de Venezuela, en su artículo 7, dicta que "los sistemas y tratamientos serán concebidos para su desarrollo gradualmente progresivo, encaminados a fomentar en el penado el respeto a sí mismo, los conceptos de responsabilidad y convivencia sociales, y la voluntad de vivir conforme a la ley".
Sin embargo, son pocos los artículos de esa legislación que se cumplen. El sistema penitenciario venezolano pareciera haber regresado a la cárcel de la venganza.
Gómez Grillo asegura que "estamos en el centripetismo prisionero, pero vamos hacia el centrifuguismo penitenciario porque la única verdadera ley es aquella que conduce a la libertad".
El propio Código Orgánico Procesal Penal contempla los beneficios procesales que, en cierto modo, son alternativas para cumplir la pena fuera de los recintos penitenciarios.
Destaca- mento de Trabajo, Régimen Abierto, Libertad Condicional y Confinamiento son las fórmulas por las cuales los reos pueden optar.
PRIMERO LO PRIMEROEl penitenciarista denuncia que "los delitos que se producen en las cárceles son peores que los de afuera porque, aunque hay gente respetable, son más delincuentes los que cuidan las cárceles que los propios presos".
–¿Cuál cree usted que es el principal problema en las prisiones? –Su personal. Las cárceles son su personal y cualquier cosa más. En 1992 creamos el Instituto Universitario Nacional de Estudios Penitenciarios para graduar a especialistas en penitenciarismo, pero pocos años después el Gobierno lo intervino. Utilizaron la excusa de que iban a transformarlo y modernizarlo, pero no hicieron nada. Lo que pasa es que hay una mafia penitenciaria: los propios guardias y custodios con los que meten las armas, drogas y licores. La policía reprime, el penitenciarista reeduca.  Además de mejorar el personal, ¿considera usted que se deben construir más cárceles? No. Definitivamente, no. La inseguridad no se combate con la prisión. No hay más cárceles porque haya más delito; hay más delitos porque hay más cárceles. No hay que construir más centros penitenciarios, sino crear medidas extrainstitucionales.
–¿Hay alguna iniciativa favorable en el actual sistema penitenciario de Venezuela? –Sí, aplaudo la Orquesta Sinfónica Penitenciaria, aunque considero que debería abarcar más porcentaje de la población penal. También celebro que se permitan las pernoctas familiares siempre que se lleve honestamente. Por otro lado, es bueno que se haya retomado la idea de los tribunales móviles.

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