Posted on 25. Oct, 2010 by
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Vida CristianaEntre los eruditos, se llama hermenéutica (del griego, hermeneutike) al conjunto de normas que se utilizan para interpretar cualquier texto, en tal caso se denomina “hermenéutica general”. La hermenéutica sacra, o bíblica es la que se dedica a la interpretación de las Sagradas Escrituras. Es tanto un arte como una ciencia. Cuando se aplica la hermenéutica a un texto, lo que se hace es una exégesis. Este término proviene de una palabra griega que significa “guiar, exponer, explicar”. Se usa mayormente en teología con referencia a la explicación del texto bíblico, la cual debe hacerse con atención a las reglas establecidas en la hermenéutica.
Entre los eruditos, se llama hermenéutica (del griego, hermeneutike) al conjunto de normas que se utilizan para interpretar cualquier texto, en tal caso se denomina “hermenéutica general”. La hermenéutica sacra, o bíblica es la que se dedica a la interpretación de las Sagradas Escrituras. Es tanto un arte como una ciencia. Cuando se aplica la hermenéutica a un texto, lo que se hace es una exégesis. Este término proviene de una palabra griega que significa “guiar, exponer, explicar”. Se usa mayormente en teología con referencia a la explicación del texto bíblico, la cual debe hacerse con atención a las reglas establecidas en la hermenéutica.
En la tradición judía se fue formando en un proceso de siglos la literatura talmúdica, que no es más que una compilación de análisis exegéticos y hermenéuticos de los libros de la ley (la Torá). El principio de esta tradición se remonta a •Esdras, a quien se considera el fundador de lo que luego sería la institución del escriba, aquellos hombres que se dedicaban a estudiar y explicar los Sagrados Libros. En términos generales, los métodos de interpretación judíos se dividían en cuatro tipos: el peshat, que buscaba la traducción literal, el remez que indagaba por los significados implicados en el texto, el derash, más orientado a una explicación homilética y el sod, que se interesaba por lo místico y lo alegórico en el texto. Las interpretaciones del texto hechas en esa forma aparecen en el Talmud como los midrash, que son exposiciones exegéticas que tenían el objeto de investigar las posibles explicaciones y aplicaciones de la ley.
Había diferencias entre los principios de interpretación que aplicaban los judíos que vivían en Israel y los de la •dispersión, especialmente aquellos de •Alejandría. Los primeros se inclinaban por la interpretación literal, mientras que los segundos hacían énfasis en la interpretación alegórica, estando bajo la influencia de la filosofía de Platón. Según ésta, no debe creerse nada que nos parezca indigno de la Deidad. Por lo tanto, cuando un intérprete alejandrino tropezaba con algunos pasajes del AT prefería pensar que se trataba de una alegoría. Esta tradición judía influyó, como es natural, a los estudiosos bíblicos cristianos. Los creyentes de Alejandría, con Clemente y Orígenes a la cabeza, propusieron que toda Escritura debía interpretarse en forma alegórica. Mientras que otra escuela de interpretación, la de Antioquía, especialmente a través de Teodoro y Juan Crisóstomo, se inclinó por la interpretación literal. Tiempo después, los escolásticos enseñaban que la interpretación de la Biblia debía hacerse en sentido literal, o alegórico, o moral, o analógico.
Para la interpretación y explicación adecuada de las Escrituras debe, antes que nada, asegurarse de que el texto utilizado es el que más razonablemente se acerque al arquetipo o documento original. Para esto hay que consultar, no sólo los documentos mismos, sino también las referencias históricas o citas que se hagan de ellos en escritos antiguos, así como también las versiones paralelas del mismo texto. La historia, la arqueología, la filología, la antropología, la sociología, y otras, son ciencias auxiliares del intérprete, pues una vez que tiene ante sí el texto, ha de preocuparse por ponerlo dentro del contexto, es decir, teniendo en cuenta el entorno cultural, de palabras, hechos, costumbres, etcétera, dentro del cual éste se produjo. De igual manera, el intérprete ha de considerar el género literario de la obra que analiza, cuál fue el propósito con el cual fue escrita, sus circunstancias, los aspectos relacionados con la personalidad del autor, etcétera. Finalmente, no debe olvidarse el principio hermenéutico básico enfatizado por la Reforma protestante: La Biblia se interpreta a sí misma. De manera que la explicación de un pasaje ha de estar en perfecta armonía con lo que la misma Escritura dice en cualquier otro lugar. El método de i. llamado “gramático-histórico” procura estudiar las formas y estilos literarios, así como las construcciones gramaticales, juntamente con un conocimiento del ambiente histórico y las diferentes situaciones en las cuales se escribieron los libros de la Biblia, a fin de entenderlos adecuadamente.[1]
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