A finales de este año se proyecta estrenar el nuevo centro de arrestos penitenciarios del estado, otrora llamado retén. Funcionará en la vía hacia La Cañada, municipio San Francisco. PANORAMA visitó los avances de obra y aquí, parte de los adelantos que llevan.
Marielys Zambrano Lozada / mzambrano@panodi.com
Hay esfuerzo. El equipo de trabajadores de la constructora Cresmo C.A. tiene el ánimo efervescente para terminar el nuevo Centro de reclusión de procesados y procesadas del estado Zulia.
La obra es una de las seis similares que también están levantando en el país otras constructoras, con recursos y proyectos entregados directamente por el Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario.
En Zulia lo levantan en San Francisco. Los otros están ubicados en el municipio Miranda, parroquia Santa Ana, kilómetro 11 de la Falcón-Zulia, estado Falcón; en Carabobo lo erigen en Tocuyito, municipio Libertador; en Anzoátegui lo están construyendo en Puente Ayala, municipio Simón Bolívar; hay otro más en el estado Sucre, y cierran en Uribana, municipio Iribarren, estado Lara.
En el argot popular edifican lo que otrora se llamaba retén (un lugar de detención provisional, que luego debe dejar el detenido para irse a una cárcel a pagar condena de ser hallado culpable). Pero, decirle retén a las nuevas edificaciones suena ofensivo a las metas propuestas.
“Llamarlo así no es viable. Porque, prácticamente, lo que aquí se está haciendo es una ciudad penitenciaria. Estamos hablando de nueve hectáreas de proyecto, en su primera fase. Tendrá capacidad para 800 procesados y procesadas. Y su área de construcción oscila entre los 30 mil metros cuadrados. Trabajamos todos los días. La meta de entrega es para noviembre de este año”, explica en pleno terreno el presidente de la constructora, Ricardo Morón.
Una paradoja es la alegría de los obreros que, como hormigas, levantan el coloso. Porque contrasta con su esencia: será lugar de encierro temporal para esas 800 almas de conducta dudosa, procesados por supuestos delitos a la sociedad. Y de comprobarse su participación en ellos, deberían salir de allí para ingresar a una cárcel —que en Maracaibo, todavía no hay, tras el cierre de la cárcel de Sabaneta, el año pasado—.
El Estado venezolano se propone dignificar al detenido y, mientras ellos están bajo sospecha, y encaran el proceso judicial que determinará su inocencia o culpabilidad, el Gobierno tratará de garantizarles bienestar a través de estas infraestructuras compactas. Es que ya no quieren mantenerlos encerrados en depósitos de humanos como hasta ahora se había hecho.
De momento, como la obra está en plena ejecución y todavía no se ha reparado la carretera de acceso para acercarse hasta allá —vía La Cañada, municipio San Francisco—, asusta llegar. Por supuesto, la estampa cambiará antes de la inauguración.
Botones cerrados de los autos es una precaución obligada, porque la advertencia del personal asoma peligro en puertas ante la soledad de la vía.
A simple vista, es un punto perdido en el espacio. Y esa es la intención. El proyecto elaborado en septiembre de 2012, por una arquitecta del Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario —cuyo nombre se omite en esta nota por resguardo, porque maneja información confidencial de seguridad nacional—, sugería que “no hubiera vecinos” para evitar lo que ocurrió con la experiencia llamada Sabaneta.
Por eso, para llegar, hay que atravesar una carretera, al comienzo, asfaltada. Después no tanto. Luego con prominentes huecos a esquivar. Más tarde atestada de pura arena amarilla. Basura la bordea en parte del recorrido. Sigue un par de granjas y sembradíos y, finalmente, un tapón de calle muestra que el recorrido alcanzó su final, no sin antes atravesar el reducto de un riachuelo que da la bienvenida, con un cableado de alta tensión cerca.
La infraestructura antigua de lo que fue una granja vinícola, sirve de oficinas administrativas para el ajetreado personal. Pero esa estampa provisional será demolida posteriormente. Y justo detrás de esas áreas provisionales está desatado el hervidero de la megaconstrucción.
“Estamos avanzados en el 80% de la primera fase. Tendremos un área de máxima seguridad, un área de mediana seguridad, dos de mínima y el área de mujeres. En total serán cinco edificios. Cuando decimos máxima y mínima seguridad no varía en la edificación misma. Sino en la cantidad de presos permitidos en cada una. Ejemplo, en el área de máxima seguridad solo irán procesados de alta peligrosidad y solo habrá un preso por celda. Estarán aislados. En el resto de las áreas podrán permanecer dos y hasta tres reclusos”, agrega Morón explicando en campo.
Novedoso es el proyecto que contempla una enorme cancha deportiva, de usos múltiples, en el centro de cada área, para recreación. Y llama la atención que habrá un área de salón de clases, donde los procesados podrán recibir educación para reinsertarse en la sociedad.
En medio del agite de batir concreto, armar, encofrar, colocar tuberías de electricidad, hacer los movimientos de tierra, e instalar los sistemas de seguridad cuyas especificaciones también son anónimas porque no deben ventilarse a la luz pública, resaltan los espacios que adelantan para otras áreas alternativas, como el área de tribunales.
Los presos que allí estarán no saldrán a los tribunales a encarar sus procesos, sino que, los mismos jueces y abogados asistirán hasta allá para atenderlos, lo que garantizará mayor rapidez.
Porque conocido es que, parte del retardo procesal penal se debe a la falta de patrullas en los traslados, ya riesgosos, por el peligro de fuga latente.
Una vez culminada esta fase neurálgica de edificación de las áreas de permanencia de reclusos, comenzarán a erigir la parte administrativa, que luce ordenada y funcional en el proyecto de obra.
Por primera vez, un centro de procesados en el estado Zulia tendrá un moderno locutorio (habitación dividida por un vidrio donde los visitantes pueden hablar a través de un teléfono con los presos, cual película hollywoodense), habrá también, por vez primera, un área de comunicaciones, donde se efectuarán, entre otras cosas, monitoreos a los detenidos que hará imposible la fuga de un reo o permitir que se desate corrupción en el reclusorio. Es que el recuerdo de la descomposición de Sabaneta y otros centros del Zulia y del país, ha enseñado lo que no debe hacerse, ni permitirse en materia penitenciaria, y por eso, la operatividad de las nuevas estructuras apunta al éxito.
De hecho, instalarán un sistema contra incendios en todos los edificios para evitar masacres similares a la que ocurrió en Sabaneta hace 20 años, donde decenas de reos murieron carbonizados.
Por supuesto, ya afinan detalles de la otra fase que deben terminar en noviembre y contempla la construcción del área de servicios médicos con un área de observación de 24 camas. Destaca otra área de apoyo al interno, lavandería, cocina, economato (el almacén de alimentos), áreas administrativas, instalaciones sanitarias y los cuatro espacios de estacionamiento.
Imponente serán los muros de seguridad, tan altos, de seis metros, que no permitirán siquiera que se asome un pico de todas las estructuras internas. Pero el resto de los detalles de ese cercado debe omitirse por razones de seguridad nacional.
“Trabajamos desde las siete de la mañana y no tenemos hora de salida. Es un proyecto importante que construimos a todo tren. Tenemos la responsabilidad de entregar algo de calidad y debemos respetar la fecha de entrega”, dice Morón. La ministra de la cartera penitenciaria, Iris Varela, ha sido activa en el monitoreo de obra. PANORAMA conoció que ella la visita, bajo discreción y sin visita ante los medios, mínimo, dos veces al mes para revisar los reportes.
El trabajo avanza cada día con pie firme. Queda como tarea pendiente la construcción de la nueva cárcel nacional del estado, quizá en la isla de Providencia; en espera de que este imponente reclusorio, originalmente para procesados y procesadas, no termine funcionando como tal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario