El centro de rehabilitación clandestino 'Cristo es Amor', donde el pasado sábado murieron 27 personas en un incendio, era ya un infierno antes de arder. Abierto bajo la fachada de lugar de oración y con capacidad para albergar sólo a una decena de personas, mantenía encerrados e incomunicados a al menos 50 jóvenes en condiciones infrahumanas, según han relatado los sobrevivientes.
La tragedia ha destapado una historia de vejaciones que ha puesto en alerta al gobierno sobre el funcionamiento de estos centros clandestinos en los que prima el lucro sobre los Derechos Humanos. En ellos, el único tratamiento de rehabilitación para los jóvenes es la Biblia. Sin médicos ni psicólogos, siguen terapias dirigidas por ex toxicómanos como el 'hermano Raúl' (Edgar Raúl García Albornoz), administrador de este centro.
Según los testimonios de los supervivientes, 20 minutos antes del incendio el administrador salió de la vivienda y cerró la puerta con llave. En el incendio falleció uno de sus hijos, Raúl García, también adicto a las drogas. El "hermano Raúl" se entregó a la policía este domingo y podría enfrentar una pena de cárcel de ocho años por el delito de negligencia.
Hasta el momento, el saldo es de 27 fallecidos, 26 de ellos internos. La última víctima, según señala La República, es un pintor a quien le sorprendió el incendio cuando estaba retocando la imagen del "Cristo de los Milagros" que se encontraba en el patio del albergue.
Un intento de fuga generó el fuego
Los testigos señalan que el incendio comenzó después de que internos del primer piso intentaran arrebatarle las llaves a su cuidador y al no encontrarlas prendieran fuego a papeles, ropa y colchones para forzarle a que abriera la puerta. Con las ventanas selladas con candados y rejas, en 15 minutos ardió todo el primer piso. Los que lograron salvarse permanecieron en el segundo piso hasta que llegaron los bomberos y lograron penetrar haciendo un agujero en la pared de la casa colindante.
Las condiciones de la vivienda eran infrahumanas. Los internos dormían en estrechos cuartos con literas de tres niveles y sin ventanas en los que se hacinaban hasta 12 personas. La comida era básicamente arroz y frijoles y durante los 3 primeros meses de aislamiento, no podían salir ni comunicarse con sus familiares. En estas circunstancias, muchas madres que esperaban a reconocer los cadáveres del incendio lloraban desesperadas el hecho de no haber sabido antes la verdadera situación por la que pasaban sus hijos.
La madre de Hediberto Monacid, que se encuentra ingresado en estado muy grave, denunció que su hijo llevaba la misma ropa con la que hace ocho días salió de su casa para ser internado por la fuerza y que su cuerpo estaba lleno de golpes. Uno de sus amigos explicó a la prensa que el joven le reveló que había sido víctima de abusos sexuales por algunos de sus compañeros.
El Ministerio de Salud sólo ha otorgado licencias de funcionamiento a 32 comunidades terapéuticas de rehabilitación en Lima. Sin embargo, los centros clandestinos, muchos de ellos operados por comunidades cristianas, se elevarían a 150 según ha admitido al diario 'El Comercio' la Asociación de Comunidades Terapéuticas del Perú (ACTP).
En el mayor exportador de cocaína del mundo, el consumo de drogas en menores de edad aumentó en el último año un 19%, según un estudio de la organización Cedro. Las drogas de mayor consumo son la marihuana y la pasta básica de cocaína pero las sintéticas han duplicado sus consumidores en los últimos años. En este contexto, las familias pobres no pueden acceder a un centro de rehabilitación homologado y acuden a comunidades terapéuticas cristianas.
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