En las cárceles, los reclusos utilizan un lenguaje particular, con términos inventados por ellos mismos y que el resto de la gente difícilmente puede entender.
Es jerga carcelaria, en la que predominan palabras y expresiones como “carro”, “pran”, “volantero”, “causa” o “comerse la luz”. Estos son los más sonados:
Carro: es el grupo que manda en la cárcel: el pran y sus luceros.
Pran: también le dicen “volantero”. Es el que manda en el centro penitenciario. Establece una especie de gobierno y él mismo toma las decisiones. Es el que maneja el “carro”. Puede haber un solo pran en un penal, o varios, por pisos o pabellones.
Luceros: los que ejecutan las órdenes del pran y son de su absoluta confianza. Están en el “carro”.
Cambiar o voltear el carro: cuando el grupo que manda es desplazado por otro. Generalmente, esto ocurre cuando matan al pran o lo trasladan a otro penal. También sucede cuando un grupo se subleva en contra de los que conducen el “carro”. La expresión que utilizan es: “cambio de carro en el piso 2”, por ejemplo.
Causa: palabra utilizada para referirse a un compañero de celda o de delito. También se le llama así a la cantidad de dinero que hay que pagar para permanecer en el penal. El que no pague se muere o lo mandan a otra zona.
Convive: compinche, amigo.
El mío: sinónimo de pana.
Malandreo: palabra utilizada para referirse a actos criminales.
Emproblemado: estar metido en líos o problemas en la calle o con otros presos.
Pista: la calle.
Bugui: cuarto o celda donde duermen los reclusos.
Desplazarse: moverse por el penal. Los presos deben andar en sus propios pabellones y no pueden desplazarse a otros, porque no tienen permiso del pran o porque tienen líos con los compañeros.
Rutina: la ley interna, ejercida por el pran. Según esa rutina, los presos se comportan de tal o cual forma.
Mancharla: cometer errores. En la calle, no se puede tener amigos policías. En la cárcel, no se puede tropezar con alguien y no pedir disculpas; ni tener armas a la vista o andar sin camisa en días de visita; ni mirarle la novia a otro preso; ni dejarse agarrar el trasero por otro compañero, aunque sea en broma; ni dejarse robar por los “bataneros”. Cualquier error de este tipo puede costar la vida.
Una luz: señal de que en el penal hay problemas o puede haberlos.
Comerse la luz: desobedecer al pran. Ir a otro pabellón sin permiso.
Saberse conducir: no meterse en problemas ni “mancharla”. Hay una canción, al ritmo del hip hop, que dice: “Hay que saber hablar y saberse conducir, por una mala palabra tú te puedes hasta morir”.
Batanero o bruja: los adictos que roban para comprar droga. A esos los matan. También se le llama “bruja” al que se porta “bien”, con las autoridades o los “verdes”. A esos los ven como “sapos” y no tienen beneficio alguno.
Sapo: chismoso.
Gariteros: los que están arriba de la torre. Son una especie de vigilantes y están armados. Si en una guardia nocturna, un garitero se queda dormido, lo castigan o lo matan.
Verdes: efectivos de la Guardia Nacional.
Chiki Luki: bien vestido y arreglado.
Beta: tiene varios significados. Puede ser un chisme, “te tengo un beta”; o puede ser una cosa, cuestión o situación: “aquí es el beta”.
Caleta: lugar donde los presos guardan las armas.
Darle chuleta: es la orden para matar a alguien en el penal.
Darle Pakistán: desmembrar un cuerpo con arma blanca.
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