A Iris Varela la conseguimos en plena cayapa judicial rodeada de presos, jueces, fiscales y defensores públicos en el Internado Judicial de Los Teques
A Iris Varela la conseguimos en plena cayapa judicial rodeada de presos, jueces, fiscales y defensores públicos en el Internado Judicial de Los Teques. Tienen previsto atender a los 739 reclusos de esa cárcel mirandina para agilizarles el proceso penal. Corta una reunión para conceder una entrevista en un saloncito donde están atendiendo a los presos.
En algún momento, ese saloncito bullicioso se quedó en silencio cuando vieron a Varela llorar al contar su encuentro con una adolescente presa que fue violada por un policía. "Yo creo que no le he quedado mal al comandante Chávez", dice cuando se le pide un balance de los dos años frente al Ministerio Penitenciario, cuya creación la anunció en Últimas Noticias el ya fallecido Jefe de Estado el 2 de junio de 2011. Se lo dijo al director de este diario, Eleazar Díaz Rangel, cuando lo llamó para comentarle un reportaje publicado sobre tres reclusos asesinados en el Cicpc-El Rosal. Dos meses después, Chávez juramentó a Varela como ministra para el Servicio Penitenciario.
Ministra, cuando el Presidente la juramentó le encomendó encarecidamente atacar las mafias. ¿Cómo marcha esa misión?
Esa misión no la he terminado. Pero se atacan las mafias cuando se clausura el Retén de La Planta, el Internado de Coro, cuando se pacifican cárceles como esta (Los Teques); cuándo en la vida había entrado un juez, fiscal, aquí. Chávez crea el ministerio y exige y confió en esta servidora para que avanzara. Yo creo que yo no le he quedado mal al Presidente.
¿Por qué?
Porque hemos dados grandes pasos. Uno de ellos es haber logrado entrar a todas las cárceles del país, interactuar directamente con los privados de libertad, generar políticas para resolver los problemas tomándolos en cuenta a ellos porque no se puede hacer política penitenciaria desde las oficinas del ministerio. Hice asambleas en todas las cárceles. Otro paso fue conseguir que ellos asumieran ese planteamiento.
¿A cual de las cárceles se le hizo más complicado para ingresar?
Uribana. Allí nos encontramos con una actitud por parte de los privados de libertad que argumentaron una rutina que les impedía a ellos tener contacto con las autoridades. Les fui demostrando poco a poco que esa actitud era un mito de algunas personas interesadas en que allí imperara el caos y la violencia.
¿Cuál fue el clamor generalizado que oyó en esas visitas?
¡Calle, calle, calle.... jejeje.
Además de esa petición, con qué se encontró?
Con la incredulidad. Pero como era una figura política conocida, eso me ayudó a ganar confianza. Pero sí decían "aquí yo he firmado miles de planillas", "me han hecho miles de entrevistas". No querían participar en los censos. Cuando les empiezo a implementar el plan Cayapa, Cambote, Llegó la Chamba, empezaron a creer.
Una historia que le haya conmovido en esas visitas.
Por cierto que estoy escribiendo un libro con relatos. Ponga cuidado. El caso es de una muchacha de 16 años que no sabía cuál era su verdadero nombre porque nunca la registraron. Esa muchachita tenía 13 cuando fue violada por un policía. Antes vivió debajo de un puente con su papá, que era consumidor de piedra y siempre la mandaba a mendigar. Pero un día le cayó a machetazos. Me enseñó las heridas. Y cuando la llevaron a un hospital, allí la violó el policía. De esa violación quedó embarazada. Cuando yo la entrevisté, ella presumía que estaba otra vez embarazada pero de su novio que estaba en La Planta. Le pregunté por qué estaba presa. Me respondió que cayeron los tres: su novio de 25 años, ella de 16 y una menor que quedo huérfana desde la vaguada de Vargas. Cuando me estaba echando ese cuento, no aguanté y la abracé llorando. Fue peor porque me dijo que nunca en su vida le habían dado un abrazo.
¿Cómo se ha relacionado con los llamados pranes o líderes negativos de las cárceles?
Primero, yo no reconozco rangos en ningún privado de libertad y mucho menos jerarquías negativas. Para mí, los privados de libertad son privados de libertad y punto. No le doy beligerancia a organizaciones criminales ni mucho menos a personas que estén tratando de imponerse por la violencia o para quitarle la vida a otros. La culpa de que un privado de libertad esté armado no es de ese privado, porque seguramente cuando lo aprehenden lo dejan sin nada, la culpa es de las autoridades civiles y militares que lo permitieron.
Firmó un convenio con la Conferencia Episcopal Venezolana. ¿En qué consiste?
La Conferencia y el Ministerio del Interior tenían ese convenio para el servicio de las capellanías. Eso estaba en un limbo cuando se creó el Ministerio Penitenciario. Esa era la dificultad, de tipo administrativo, y eso estamos tratando de regularizarlo porque aquí hay normas. Con ellos (los capellanes) no hay problemas, pero sí con personas que quieren hacerse pasar por curas, capellanes o pastores evangélicos, como ha pasado para incluso ayudar a fugar a alguien.
Por cierto, en Últimas Noticias publicamos hace dos semanas un intento de fuga de Hermágoras González, condenado por narcotráfico.
Eso fue una planificación frustrada para esa fuga. Hay una persona presa (un funcionario) y otra investigada por ese hecho.
¿Pero él sigue preso?
Claaaaro. Si quiere va y lo ve, le tomas una foto y lo entrevistas.
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