El físico jubilado Mario Villani, de 71 años, cree que sobrevivió a las cárceles clandestinas del último régimen militar argentino gracias a su experiencia técnica, que le permitió reparar dispositivos de descarga eléctrica utilizados en sesiones de tortura, conocidos comúnmente como "picanas".
En declaraciones a la BBC, Villani cuenta que al principio se negó a cooperar, pero que cambió de parecer porque pensó que podría ayudar a "aliviar" el dolor sufrido por los prisioneros torturados por agentes del gobierno de facto (1976-1983).
Villani llegó a ser torturado en varias ocasiones, pero gracias a su experiencia le obligaron a prestar sus servicios reparando los aparatos eléctricos de sus carceleros.Fue secuestrado por soldados en 1977 y estuvo detenido casi cuatro años como preso político, hasta 1981, en cinco centros diferentes clandestinos de tortura, incluyendo el más conocido, la tristemente célebre ESMA (Escuela Mecánica de la Armada), por la que se estima que pasaron cerca de cuatro mil víctimas del régimen.
"Una vez que un oficial me pidió que arreglara una picana y yo me negué. Pensé que me iban a matar por la negativa. Sin embargo, otros presos terminaban sufriendo más con aparatos peores. Era un dilema para mí", dijo.
Según él, para convencerlo de que hiciera la reparación, los militares pasaban delante de él con otros presos después de las largas sesiones de tortura.
"A propósito, caminaban con los presos heridos y quemados delante de mí. Por lo tanto, estuve de acuerdo con reparar el sistema. El ejército no sabía nada de electricidad y yo reduje la potencia todo lo que pude", dijo.
Memorias del cautiverio
Villani no cree que haya salvado vidas, pero al menos ayudó a "suavizar" el sufrimiento de muchas personas. Cuenta este hecho en el libro "Desaparecido. Memorias de un cautiverio", que acaba de lanzar en Argentina, y en las reuniones de expresos políticos de las que participa en el país.
"Una vez, en una reunión de sobrevivientes, una mujer se me acercó y me contó que, mientras la torturaban, los soldados se quejaban de las fallas de la compañía eléctrica. Como estuvimos detenidos en el mismo lugar y la misma época, concluimos que el dispositivo daba descargas eléctricas menores por mí, y me dio las gracias", dice.
Antes de ser arrestado, Villani era ingeniero de la Agencia Nacional de Energía Atómica y profesor de la Universidad de La Plata, en la provincia de Buenos Aires.
Él cree que sus conocimientos de electrónica le ayudaron a mantenerse con vida en las cárceles por las que pasó.
"Yo creo que sí, el conocimiento me ayudó a sobrevivir. Pero siempre he querido decirle todo a la Justicia. Tengo amigos que murieron y los casos están siendo investigados. Aprendí, sin embargo, que no podemos bajar la guardia y siempre tenemos que contarlo todo para que los horrores no se repitan", explica.
Villani fue un testigo en varias investigaciones sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el régimen militar. Declaró en Argentina, Italia, España y Francia.
En el exterior de Argentina también se investigaron numerosos secuestros y desapariciones de extranjeros o hijos de extranjeros.
Delgado y alto, cuenta con el apoyo de los grupos de derechos humanos como las Madres de Plaza de Mayo.
También cuenta que reparó electrodomésticos robados por los militares.
"Me usaron para reparar aparatos que robaban en las casas de los presos políticos. Televisores, refrigeradores, licuadoras", enumera.
El robo de los bienes de los presos forma parte de varias causas investigadas por los tribunales argentinos.
"Se llevaron todo lo que había en mi casa. Hasta la mesa que hice para arreglar aparatos. Todo era tan absurdo que un día, seis meses después de que fui secuestrado, la mesa apareció en la prisión donde yo estaba y me hicieron trabajar en ella", relata.
Villani cuenta que la lista de objetos robados incluía hasta inodoros.
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