Elaine Martins Alabando en el Presidio

viernes, 6 de julio de 2012

‘El control interno de la cárcel es del Ministerio’: GNB


viernes 06 de julio de 2012 07:25 AM
Redacción Sucesos / panored@panodi.com

La denuncia reseñada en este medio, el miércoles, sobre la presencia de un reo armado en el área externa de la cárcel de Sabaneta, quien frente a un guardia nacional y con la ayuda de su “carro” (presos) pretendía cobrar el dinero por una extorsión hecha a un comerciante mediante llamadas telefónicas, sigue causando rechazo en el Zulia.

Durante la mañana de ayer, en un contacto telefónico, el general José Goncálvez, jefe del Comando Regional número Tres de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), componente encargado de la vigilancia exterior del recinto penitenciario, se pronunció al respecto.

En un principio, al ser consultado por el reportero sobre la información que se publicó en este diario, dijo desconocer de qué se trataba y señaló: “No sé de qué me estás hablando, ahorita estoy en Caracas y no sé lo que tú me dices, cuando yo llegue allá a Maracaibo entonces yo veo qué es y te digo”.

Al explicarle sobre la presencia del recluso armado justo en la garita de vigilancia externa, que da acceso al área de máxima seguridad, y frente un efectivo militar que chequeaba a la visita, el general Goncálvez declaró: “Es responsabilidad del director de la cárcel (que el interno esté afuera). El control interno es de Prisiones, nosotros no tenemos control interno”.

La seguridad externa es de nosotros, la interna no, no es responsabilidad de la Guardia, es responsabilidad del Ministerio Penitenciario, no de nosotros”.

Continuó: “Ellos (los guardias) están afuera, no están adentro. Vuelvo y repito el control interno es penitenciario, nosotros no somos de seguridad interna. Los custodios de la cárcel tienen bajo su responsabilidad el control interno”.

Ayer, una fuente castrense ligada al Core-3, que pidió no ser identificada, señaló: “Ya se ordenó realizar una investigación para determinar por qué el funcionario permitió tanto acercamiento del interno que tenía el arma en su cinto; no puede justificarse tal hecho, pero de haber intentado desarmar al preso, se hubiese generado un enfrentamiento con resultados negativos”.

El informante detalló que “lamentablemente existen un pequeño grupo de funcionarios por omisión, negligencia o corrupción se presta para dejar pasar celulares y armas. Cada tres meses se cambia al personal militar de la cárcel, para evitar que haya una familiarización entre los presos, sus parientes y ellos”.

El miércoles pasado, el alcalde de Mara, Luis Caldera, manifestó su rechazo ante el “fenónemo de extorsión desde la cárcel ha venido aumentando, se está sintiendo fuertemente en la población (...) deben tomarse medidas drásticas, desde los cuerpos de seguridad hasta el propio Ministerio Penitenciario (...) entre ellas el bloquearse las salidas de las llamadas, los privados de libertad tienen derecho a comunicarse, pero hay que verificar para qué”.

Esta propuesta, precisó la comisaria Odalis Caldera, secretaria de Seguridad y Orden Público de la Gobernación, se asomó en una reunión realizada en febrero de 2010 en Caracas, en el marco de la conformación de la puesta en marcha del Dispositivo Bicentenario de Seguridad, pero nunca se ejecutó.

Ayer, durante un nuevo recorrido por las adyacencias de la cárcel, estaba un recluso del área de enfermería, a la vista de los custodios del Ministerio de Asuntos Penitenciarios y efectivos de la Guardia Nacional, que permanecía sobre uno de los techos de la fachada principal del recinto y logró conversar desde un teléfono Blackberry por más de 20 minutos.

El interno, de piel morena, robusto y con franela manga larga de rayas, caminó por varios minutos sobre el techo, de un extremo a otro, mientras agitaba sus manos y señalaba hacia la calle principal que separa al barrio San Pedro con el centro de reclusión.
Luego se sentó en una esquina del techado del área de enfermería, en una improvisada “garita de vigilancia”, construida con cuatro tubos y varios pedazos de tela, que le permitía resguardarse del sol. Al poco tiempo se le acercaron otros dos reclusos, quienes se sentaron a su lado y permanecían atentos hacia la calle.

Los ciudadanos se mantienen en vilo y expectantes ante las acciones que anuncien y ejecuten las autoridades para acabar con la extorsión desde las cárceles, delito que está en auge y acaba con la tranquilidad de las familias de la capital zuliana.

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