Los beneficios por ser el pran (líder negativo) en cualquiera de las cuatro zonas que le dan forma a la Cárcel Nacional de Maracaibo, conocida como Sabaneta, están bien establecidos. No solo se controla el arsenal de armas, o la cuantiosa cantidad de dinero que adentro se produce, sino que cada uno goza de una piscina para sus fiestas y de detectores de metales para revisar a los “extraños” que se dejen ver por sus áreas.
Quizás la medida de requisar en sus zonas tenga que ver con que el aparato de Rayos X, ubicado a la entrada del centro para revisar a la visita, está dañado desde hace poco más de nueve meses.
En el área de las piscinas suelen hacerse las fiestas más importantes. Entre esas figuran las “celebraciones” por algún negocio que logre concretarse fuera del penal.
Investigaciones policiales llevadas a cabo en Maracaibo y zonas circunvecinas, determinaron que muchas de las extorsiones que se exigen se planifican intramuros. Sus cómplices, quedó comprobado, eran algunos custodios. Entre enero y febrero de 2012, el Ministerio Público acusó a un custodio por ser emisario de estos presos.
El penal está dividido en cuatro áreas: Procemil, donde están los procesados militares o policías; Reeducación, allí están reos de menor peligrosidad; Penal, un espacio estándar donde hay penados por diferentes causas y La Máxima, en la que se encuentran los presos de alta peligrosidad. La cárcel fue construida a finales de 1958, con una capacidad para 900 internos y en la actualidad hay 2.400.
Esta población penal es resguardada por 40 funcionarios en cada guardia. Adentro, solo ocho custodios, dependientes del Ministerio del Sistema Penitenciarios vigilan las instalaciones, los otros 32 son efectivos de la Guardia Nacional.
En este centro penitenciario, los reclusos también pagan. Lo hacen por muchas cosas, pero sobre todo por mantenerse vivos. Los “fritos” (reclusos amenazados) deben cancelar semanalmente entre 250 y 300 bolívares del “obligaíto” para garantizar su seguridad durante su estadía en la prisión.
Además de esta cuota, quienes tienen que cumplir su condena en Sabaneta deben cancelar si quiere ver a su familia e incluso pasar un fin de semana completo junto a ellos dentro del penal. Si es así se paga la “pernocta”. Su aprobación por parte del jefe del área puede alcanzar una cifra de 500 bolívares semanales. Ese monto garantiza la seguridad para los que ingresan al penal el viernes en la noche y se quedan hasta el lunes en la mañana.
Locación para un video
Aún hay revuelo en el recinto, porque a comienzos de este mes, fueron grabados unos minutos del videoMiedo Cabrón, del grupo boricua-venezolano “Los Catedrátikos”.
Allí los cantantes de reggaetón, Cris Flow y Jowy Cátedras, aparecen acompañados de un grupo de presos con armas de fuego de alto calibre, que accionan mientras cantan y bailan. Estos minutos del video se han difundido a través de las redes sociales, no hay fuentes oficiales que aclaren como ingresaron a la penitenciaría, junto a una moto, y de dónde salió todo ese arsenal que se exhibe. Sin embargo, los mismos artistas explicaron, a través de sus redes sociales, que para llevar a cabo la filmación, explicaron que todo se realizó “bajo la estricta legalidad”, puesto que “los manager cumplieron con los requisitos indispensables para ingresar al recinto”.
Más diversión
Además de las piscinas, los reclusos disfrutan de canchas deportivas y un criadero de cochinos. Así se distraen. Estas áreas de “recreación” son espacios que han sido tomados por “los pranes” para su diversión.
En una de las fiestas realizadas en noviembre pasado, funcionarios del MIJ, descubrieron al director del recinto en ese entonces, cuando salía en grave estado de embriaguez tras compartir una reunión con algunos reclusos. Esta situación fue lo que llevó a su destitución a finales del 2011, pese a que era muy allegado a la ministra Iris Varela.
Las penurias de los familiares
“Elba” lleva más de dos años visitando a su hijo en la Cárcel Nacional de Maracaibo, ubicada en el sector de Sabaneta. En las afueras esperaba su turno para ingresar a visitarlo y además de los productos de higiene personal, llevaba adicional 350 bolívares fuertes, que deben pagar semanales para que no le hagan daño a su hijo.
“No sé hasta donde podré aguantar así, el dinero hay que conseguirlo como sea, eso adentro es terrible por todo lo que hay que pagar. Hay presos que no quieren salir, porque el verdadero negocio está adentro”. Su hijo fue condenado por el delito de Secuestro.
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