TEGUCIGALPA, Honduras -- Unos 400 reos del penal de Juticalpa se amotinaron la mañana del viernes en protesta por la retirada de unas mesas de billar de uno de los pabellones y debido al descontento generalizado de los internos por sus condiciones de vida, sin informes sobre heridos pero con daños materiales en las instalaciones del presidio.
"Ha habido un problemita. Tenían una mesa de billar y se la quitaron y se están soliviantando. Se revolvieron algunos chicos pero la situación se está calmando" dijo telefónicamente a The Associated Press el gobernador departamental de Olancho, Luis Coleman, donde se ubica la cárcel, 174 kilómetros al este de Tegucigalpa.
El Coronel Rigoberto Contreras, jefe departamental de los bomberos, dijo a The Associated Press que "los billares, que son el único esparcimiento de los presos les fueron retirados en una inspección a eso de las 7.30 de la mañana y entonces se amotinaron, rompieron puertas, quemaron colchones, camas de cemento, saquearon la bodega y provocaron un pequeño fuego, después de varias horas de negociaciones, depusieron su actitud alrededor de las 14.00 horas"
Contreras explicó que "los billares no son más que un pretexto para expresar descontento, pero su problema es que el penal no dispone de agua corriente y la alimentación es insuficiente. Nosotros les llevamos todos los días un camión de agua, 6000 galones a la semana para 550 presos, es insuficiente. De ahí un malestar generalizado que explota."
El gobernador Coleman, que es también el presidente del Comité pro-mejoramiento del penal, coincidió con el jefe de bomberos en que el problema real del penal es el abastecimiento de agua. "Uno de los problemas es el agua. Hay veces que estamos hasta 15 días sin abastecimiento propio. Se han perforado dos pozos pero se secaron, y estamos gestionando a través de la Cruz Roja que se perfore otro. El penal no tiene agua corriente y lo surtimos de agua con tanques gracias a los bomberos desde hace tres meses con 3000 galones diarios".
Según el informe emitido en noviembre de 2012 del Consejo Nacional de prevención de la tortura, CONAPREV, organismo creado para seguir el cumplimiento en Honduras de las recomendaciones internacionales en materia de penales, el gasto diario en alimentación en el penal es de 13 lempiras por preso (unos 60 centavos de dólar) y en el penal, que acoge a 550 presos, sólo hay cuatro guardias para realizar las tareas de vigilancia.
El mismo documento también señala que los proveedores se resisten a continuar la entrega de alimentos, por atraso de seis meses en el pago de las facturas vencidas.
Según datos de la secretaria de seguridad, el sistema de prisiones de Honduras tiene capacidad para 8.000 internos y actualmente acoge a más de 13.000.
En su último informe sobre las prisiones de Honduras, el Relator de personas privadas de libertad de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Rodrigo Gil, señaló que "los centros penales hondureños se caracterizan por problemas estructurales" y "violaciones a los derechos humanos incompatibles con las obligaciones internacionales del estado" en un sistema penitenciario que calificó como "colapsado" y que "está poniendo en riesgo de manera permanente la integridad física de miles de personas"
Gil Escobar señaló como los principales problemas de las cárceles hondureñas "la sobrepoblación, la falta de instalaciones para el alojamiento de los presos y las condiciones deplorables de higiene, seguridad, suministro de agua, alimentos y asistencia médica".
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