Decenas de simpatizantes con la causa inmigrante concluyeron hoy una caminata de protesta de tres días desde el vecindario La Villita de Chicago a la comunidad de Crete, Illinois, donde se pretende construir una cárcel para indocumentados.
Más de 100 manifestantes, entre amas de casa, estudiantes, niños, religiosos y activistas, colocaron sus mantas y carteles alusivos en el terreno señalado para el centro de detención, gritaron consignas y previamente participaron en una misa de Domingo de Ramos, a la que se sumaron habitantes de la población, localizada al sur de Chicago.
La caminata de protesta, organizada por el sacerdote José Landaverde, de la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe y el joven activista José Herrera, inició el viernes a las 3:30 horas de la tarde con un poco más de 40 personas, incluidas madres acompañadas de sus hijos pequeños.
Una gran manta encabezaba la silenciosa manifestación, con la leyenda en inglés y español: “una ley injusta no es ley”, junto a una bandera de Estados Unidos y seguida de carteles con frases como “no más cárceles”.
En su largo recorrido, diversos simpatizantes se sumaron a la caminata en varios puntos, lo que hizo crecer y reducir el grupo original, sin que se perdiera el entusiasmo.
Al llegar a su primera parada, la cárcel del condado de Cook, en la que se encuentra un centro de detención de indocumentados, ya los esperaban más simpatizantes que se sumaron al grupo.
Todos corearon consignas y se mantuvieron por espacio de minutos frente a la prisión antes de continuar su recorrido, que incluía tres vecindarios mexicanos, Back of the Yards, Chicago Lawn y Wrightwood.
Los caminantes pernoctaron en una iglesia de Evergreen Park, y la mañana del sábado prosiguieron su camino cruzando cuatro suburbios hasta llegar a la ciudad de Chicago Heights, donde fueron recibidos con entusiasmo por un grupo de mexicanos residentes que se unieron a la actividad a pie o en autos.
Al entrar a la ciudad agrícola de Crete, el grupo ya era numeroso y estaba integrado por los caminantes que se distinguían con una camiseta verde eléctrico con la consigna “No a la prisión de Crete”, y una larga caravana de automóviles, generando sorpresa entre los habitantes, muchos de los cuales se unieron al contingente.
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