Un incendio hondureño y la masacre de México han llamado la atención de nuevodeterioro de las condiciones en las cárceles en América Latina.
Muchas de las cárceles están llenas más de la capacidad, dejando a los reclusos a las hamacas de cuerda desde el techo o en la cama en el suelo. Los miembros de una pandilla conocida como la Mara 18 se aglomeran en las células de la cárcel de Izalco en Sonsonate, El Salvador, mientras que las mujeres presas esperar en una celda de laprisión de mujeres de Ilopango en San Salvador.
Los miembros encarcelados de la pandilla Mara 18 dentro de la prisión de Izalco en Sonsonate, El Salvador.
Un catálogo guardado por los funcionarios de presuntos miembros de la pandilla Mara 18 dentro de la prisión de Izalco en Sonsonate, El Salvador.
Los prisioneros de pie en el patio de la prisión en la cárcel de Izalco en Sonsonate, El Salvador, febrero 23, 2012. Un incendio hondureño y la masacre de México han llamado la atención de nuevo deterioro de las condiciones en las cárceles de América Latina,muchos de los cuales rebasan la capacidad para la cual fueron construidas.
Una reclusa limpia jaulas de los conejos en una granja en la cárcel de El Salvador.
Jessica Guadalupe Rivas Velis duerme en una cama doble con su madre, Dora AliciaVelis de Rivas, un presa en la cárcel de Ilopango en San Salvador, El Salvador.
Las reclusas, que se transportan de una cárcel superpoblada, toman un descanso entrelos turnos de trabajo en una granja penal de El Salvador.
Muchas de las cárceles están llenas más de la capacidad, dejando a los reclusos a las hamacas de cuerda desde el techo o en la cama en el suelo. Los miembros de una pandilla conocida como la Mara 18 se aglomeran en las células de la cárcel de Izalco en Sonsonate, El Salvador, mientras que las mujeres presas esperar en una celda de laprisión de mujeres de Ilopango en San Salvador.
Los miembros de una pandilla conocida como la Mara 18 se aglomeran en las célulasde la cárcel de Izalco en Sonsonate, El Salvador.
Los miembros de la Mara 18 en las células de gente en la cárcel de Izalco en Sonsonate, El Salvador. Las manos esposadas de un miembro de la Mara 18 en el patio de la prisión en la cárcel de Izalco en Sonsonate. Bandejas de la cena para los internos con las tortillas, puré de frijol negro y las piezas decarnes frías son mezclados con trozos de piña en conserva en la cárcel de Izalco en Sonsonate, El Salvador.
Los presas esperan en una celda en la Prisión de Mujeres de Ilopango en San Salvador, El Salvador. Una reclusa, que se transportan de una cárcel superpoblada, labora en un campo con un machete en una granja de la prisión en El Salvador. Las reclusas de la prisión de Ilopango en San Salvador, el trabajo en la Granja, una granja donde aprenden la agricultura, en El Salvador
No hay comentarios:
Publicar un comentario